domingo, 24 de diciembre de 2023

Mi tatarabuela Jovita





Jovita Secundina Rêgo nació el 15 de febrero de 1873 en Salinas, Minas Gerais. En su tiempo las mujeres no podrían estudiar. Muchos padres creían que la mujer aprendía a leer para escribir cartas a sus amantes. Entonces, Jovita hacía trabajos de costura para pagar a su hermano clases particulares secretas mientras sus padres dormían. Así fue alfabetizada.

En 1894, ella se casó con mi tatarabuelo Martinho Antônio Rêgo, un viudo de 44 años, que ya había tenido 8 hijos con su primera esposa. En el día de su matrimonio, todos los invitados, parientes y padrinos fueron a caballo hacia la ciudad de Rio Pardo para la celebración. Pero cuando llegaron allá, supieron que el padre estaba en viaje pastoral en el interior de la parroquia. Ellos volvieron a Taiobeiras y el plan se cambió para casar en Salinas con otro padre. Ella quería casarse ya. Pero sus padres la convencieron a pasar la noche en su hacienda en Palmeiras. Cuando todos aún estaban durmiendo, ella se despertó temprano a las 4 de la mañana, puso arreos a los caballos, y arregló las cosas para la partida. Cuándo los invitados, parientes y padrinos se despertaron, todo estaba pronto. Entonces, su madre dijo:

- “Tenga paciencia, mi hija”

Y ella la respondió:

- “No, mamá. Lo que tiene que abrazar, fríe ya”.

Ellos se casaron y fueron vivir en Taiobeiras. Mi tatarabuelo era un comerciante muy bien sucedido, tenía una tienda de tejidos y una farmacia. Jovita aprendió con él a hacer remedios y se volvió tan bien en el tema que empezó a hacer pequeñas cirugías y a medicar a las personas de la ciudad, en un tiempo que los médicos eran raros. A Ella también le gustaban las fiestas y la libertad, mientras que a su marido le gustaba cazar y pescar. Entonces, ella combinó con él: 

- “Cuando voy a las fiestas, tú administras las tiendas; y cuando tú pescas y cazas, yo las administro para usted”.

Su marido concordó. Y esta fue la oportunidad para aprender sobre comercio y a lidiar con dinero mientras su marido estaba ausente. 

Tuvieron 12 hijos juntos. Pero algo fatal se rompió la estabilidad familiar. El 23 de septiembre de 1911, un desafecto suyo, conocido como Quinca Roxo, sacó su arma y mató a Martinho con dos tiros enfrente de su casa. En aquel tiempo, Jovita estaba embarazada de cinco meses y tuvo que enfrentar la situación casi sola. Pero era una mujer muy determinada, tomó cuenta de todos sus hijos e hijastros y de los negocios de su marido con mucha desenvoltura. Corajosa, pasó a dormir con una carabina papo-amarillo a su lado. Como era una mujer atractiva, ella recibió muchos pedidos de casamiento, pero recusó a todos argumentando:

- “Solamente me caso cuando no tuviera más ningún hijo para cuidar”.

Entonces, el 7 de mayo de 1924, día del matrimonio de su única hija soltera, Menas, ella también se casó con Olegário da Cunha Soares.

Jovita se convirtió en una autoridad informal en la ciudad de Taiobeiras y se murió el 14 de junio de 1973, con cien años y cuatro meses de edad. Fue enterrada en el Cementerio del Bonfim en Belo Horizonte, Minas Gerais.

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